Hace poco vi un documental realmente interesante, uno de esos que se tienen que ver porque no son para distraer, son para cuestionar y más importante aún para cuestionarnos. No se preocupe, no lo voy a culpar por haber ido corriendo como una bestia salvaje a ver Rogue One , yo también tengo mis cultos, ¿que los oculto? claro que sí, pero ese es mi asunto, yo lo dejaré ser feliz con sus porquerías y usted me dejará a mi con la mías, pero me desvié del tema que me ocupaba que era el documental que aportaba y ya dejaré de escribir en rima porque sino no me seguirá leyendo.
El documental en cuestion se llama La teoría sueca del amor del director Erik Gandini. En el documental se muestra algo que inició como un proyecto del estado de «verificar» de algún modo las relaciones de amor entre los ciudadanos suecos ha desencadenado en lo últimos tiempos en una Suecia de habitantes profundamente solitarios e inconmesurablemente aburridos.
La toría, a grandes rasgos, planteaba lo siguente: si cada uno de los ciudadanos suecos era totalmente independiente económicamente, las relaciones se fundamentarían en el amor, es decir, si en un matrimonio la mujer (u hombre) no dependiese económicamente de su consorte, entonces estar juntos sería un acto de verdadero amor, lo mismo aplica para otro tipo de relaciones, como la de padre e hijos. Dicho de esta manera suena lógico pero lo que inicialmente se creía que reforzaría las relaciones de amor, ha traído como consecuencia algunos números un poco apabullantes como por ejemplo que el 40% de los suecos viven solos, el 25% morirá solo y que Suecia es hoy por hoy el país en el que se tienen más nacimientos por inseminación artificial.
Siempre he sido una defensora acérrima de la independencia personal y este documental realmente me dejó un montón de inquietudes al respecto como ¿cuanta independencia es suficiente? ¿dónde está el límite que la convierte en nociva? ¿es realmente sana?. No, no me pregunten las respuestas porque aún no las tengo.
Más allá de la profundidad del tema que aborda, el documental artísticamente siempre tiene presente el humor e irreverencia de Gandini y no sólo eso, sino que visualmente es un deleite, con tomas hermosas hechas con drones y una fotografía maravillosa que es bastante inusual en un documental.
En fin, amé este documental sobre todo por el efecto que produjo en mi. Se los recomiendo ampliamente.